martes, 19 de marzo de 2019


Carmen y Lola


Rosy Rodríguez y Zaira Romero se han criado en un mundo de vendedores ambulantes y feriantes, pequeños negocios de perritos calientes, fruta, ropa o cerámica. Querían ser modelos y hace casi dos años se presentaron a un castingque buscaba adolescentes gitanas para una película. Zaira se presentó primero. 18 años y merchera, lleva los nombres de sus padres tatuados en los brazos (“en mi familia también hay cantantes y algún futbolista, pero no puedo dar el nombre”, dice). Rosy, 21, casada y gitana, llegó unos meses después: “Yo había intentando lo de modelo, pero me estafaron 60 euros en la academia en la que me apunté. La hoja del casting la vi en casa de mi madre”, recuerda. En el pecho lleva el nombre de su marido, en las manos, sus hermanos, y en la pierna un regalo de fin de rodaje en el que se lee: “Mi madre, mi marido, mis hermanos, mi latido”.



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